En diciembre de 2011, con la construcción e inauguración del Centro de Rehabilitación Sierras Chicas, la Fundación Nalbandian concretaría una de sus principales obras, que vendría a sanear una necesidad imperiosa de la comunidad de todo el corredor cordobés.
Miles de personas han utilizado desde entonces este Centro (uno de los 10 que existen en toda la Provincia), para acceder desde una estimulación temprana hasta recuperación de un accidente cerebrovascular (acv) o una amputación por accidente de tránsito.
Pero, a casi siete años, ¿cómo está funcionando hoy? El Centro brinda anualmente un total de 11.049 prestaciones a personas con discapacidad. Durante el año 2017 se entregaron 458 Certificados Únicos de Discapacidad (CUD) sobre un total de los 18.919 que se entregaron en toda la provincia.
Necesidad detectada
Graciela Vélez, que en ese momento se desempeñaba en la Fundación Nalbandian, recuerda: “Surgió por la detección de la necesidad de cubrir el espacio de asistencia y rehabilitación, y apoyo técnico en la discapacidad. Es un trabajo de campo que se hizo a nivel profesional, y vimos el vacío a nivel público por la no presencia en el cubrimiento de esa necesidad específica”.
“Ver el esfuerzo que tenían que hacer los padres para llevar a sus hijos a rehabilitación en Córdoba, siempre personas sin recursos y que dependían de la parte pública. Nos movilizamos por cuatro Municipios e hicimos el censo. Con eso se presentó un convenio mixto entre Provincia y la Fundación. Hoy ese Centro cumple una gran función”, agrega.
María Teresa Puga Marín, responsable de la Subsecretaría de Discapacidad, Rehabilitación e Inclusión, le dio curso al proyecto. “La sensibilidad de David Nalbandian con respecto a la discapacidad permitió que entre la provincia y la Fundación Nalbandian se comenzara a gestar, y finalmente crear, el Centro de Rehabilitación Sierras Chicas que brinda servicios a personas de todo el departamento Colón”, señala.
El Centro reúne a un médico Fisiatra, licenciados en Kinesiología, Fonoaudiología, Psicomotricidad, Terapista Ocupacional, Trabajo Social, Psicología, Estimulación Intelectual y enfermeros. La atención es de lunes a viernes, efectuando tratamientos individuales e interdisciplinarios según corresponda. La rehabilitación implica poder acceder a otros estadios como poder ser incluidos en diferentes procesos y llegar a hacer accesibles diversas funciones que antes no lo eran.
Los inicios
Elisa Martínez Ottonello, Médica especialista en rehabilitación neurológica y actual encargada de la coordinación de la red de rehabilitación de la provincia, estuvo en el Centro de Sierras Chicas desde enero de 2012 a marzo de 2016.
“Cuando se inauguró este Centro de Rehabilitación, en diciembre de 2011, en la zona no existían este tipo de centros que tuvieran este trabajo interdisciplinario, es decir un equipo médico armado, completo, con un médico fisiatra como director, y que todas las especialidades estuvieran relacionadas con el proceso de rehabilitación. La repercusión que tuvo fue enorme. De hecho, pese a ser un centro público para personas sin obras sociales, se ingresaron también personas con obras sociales, justamente por la necesidad”, señala Martínez Ottonello.
Así, “todas las necesidades referidas a un proceso de rehabilitación estuvieron cubiertas. Eso implica el tratamiento integral, es decir se respondía en referencia a terapias físicas (kinesiología, psicomotricidad, terapia ocupacional, fonoaudiología, medico fisiatra, psicología), pero no se detenía ahí el proceso, sino que se trabajaba en la inserción laboral, en la inserción social y educativa, que son los pilares que te hacen pensar que un proceso de rehabilitación es óptimo. Desde el minuto cero esa fue la mirada de este centro de rehabilitación integral”, concluye.
Y agrega: “Te puedo decir que laboralmente fue una de las experiencias más lindas que me tocó vivir como jefa de un servicio. Desde que nos conocimos todos se dio una muy buena onda personal y laboral. Y si hay un servicio bien constituido hace que el trabajo sea el mejor. Y por otro lado tuvo mucho que ver que la Fundación David Nalbandian haya participado en la construcción, eso hizo que se posicionara muy bien en la comunidad. Para la gente éramos el ‘Centro Nalbandian’, y eso permitió que este andamiaje de rehabilitación y de relación con la comunidad fuese óptimo. Nosotros éramos parte de la comunidad”.
Un espacio vital
Hoy el Centro de Unquillo está dirigido por Daniela Cafaro, médica fisiatra especialista en rehabilitación, desde el 2015.
“Contabilizando de 2012 a 2018 tenemos 2.300 consultas hechas, son pacientes que han venido al Centro por consultas ambulatorias, y después están las estadísticas por certificados de discapacidad. Tenemos dos días destinados a este tipo de trabajo y aproximadamente en el mes tramitamos entre 60 ó 70 consultas y turnos para personas con discapacidad”, explica Cafaro.
“Nuestro trabajo es atender a pacientes con patologías neuromotoras, y también con dificultades de aprendizaje y retraso mental. La importancia que tiene este Centro desde que se inauguró es que se hizo la contención de toda esta población con estas patologías en este corredor. La prioridad es para personas de escasos recursos, y si bien se atiende a obras sociales, la prioridad es para gente que no la tiene. Es importante aclarar que no sólo hacemos tratamiento asistencial, sino que emitimos también certificados de discapacidad con una buena frecuencia en la emisión”, resalta Cafaro.
En el Centro, los diagnósticos más frecuentes en niños son los vinculados a retrasos mentales o transtornos en el aprendizaje, y en los adultos los traumatismos de cráneo y accidentes cerebrovasculares.
Si bien la demanda es creciente, el Centro es desde 2012 un espacio vital para todo el corredor de Sierras Chicas, e incluso para la zona de Argüello, un barrio de Capital que recurre mucho a sus servicios. Pero limitarse a los números y las estadísticas, no deja de obviar todo lo bueno que ha dejado en cada una de las personas involucradas. En los pacientes que encontraron cerca de casa una respuesta profesional y sensible; y en el plantel médico, que se alimenta cada día de aquellos a los que pueden ayudar.