LA IMPOSICIÓN DE UNA CONDUCTA ES UNA INTROMISIÓN A LA LIBERTAD
En razón de que nunca pensaremos todos de la misma manera y siempre veremos la Verdad fragmentariamente y desde distintas perspectivas. La conciencia no es una misma cosa para todos. Si bien es una excelente guía para la conducta individual, la imposición de esa conducta a los demás es una insoportable intromisión en la libertad de conciencia de cada uno. (MAHATMA GANDHI)
Viene el tiempo de elecciones y hay obligación de recapacitar, reconsiderar, incluidos aquellos que son simpatizantes o afiliados a alguna agrupación partidaria, de pensar realmente que es lo que nos hace falta a los argentinos.
Nunca desde estas páginas en 17 años hemos hecho indicación alguna de personas o partido a elegir. Y en esta oportunidad, que la cosa está que arde, tampoco lo haremos.
Está la gente que piensa con su bolsillo, otros con su estómago, con su conveniencia personal. En esta oportunidad, se hace la obligación, por mera necesidad, que consideremos alguna vez en pensar como país, como nación, como república y tengamos en cuenta si queremos si volver a ver a nuestros familiares con nosotros en vez de que estén en el Viejo Mundo, en países del hemisferio norte de nuestro continente o de cualquier otro lugar.
No caben dudas que debemos de tener en cuenta qué es lo que le hace mal a nuestro país, teniendo en cuenta por qué alguna vez fuimos uno de los primeros en el mundo y ahora somos cola de perro, ya que estamos, depende como se tome algún índice variable, entre el lugar 90 y 130 del ranking mundial. ¿Diferente, no?
Tengamos en cuenta que la Argentina tuvo libertad económica hasta la época de la gran crisis del 30, en que se comenzó con el principio de sustitución de importaciones, que instituyó que es más fácil cazar en el zoológico. Hasta 1935 no tuvimos inflación que, es un maldito impuesto que nos obligan a pagar despiadada e injustamente desde distintos gobiernos casi de manera permanente. Casi todos lo han hecho y lo siguen haciendo.
Y vos y yo nos preguntamos por qué en casi ningún lugar del mundo eso ya no se discute, y no se discute, porque se sabe que el impuesto progresivo y destructivo llamado inflación, no es ni más ni menos que una transferencia de los que menos tienen a los que más tienen; es decir, sobre todo a la clase política.
Bien, ya tenemos algo en claro. Ya sabemos cuáles eran las ideas que prevalecían cuando no hubo inflación y estábamos a la cabeza de los países del mundo.
Ahora podemos pensar quienes pueden o no ser electos. En principio podemos dejar sentada algunas ideas con respecto a quienes son seguidores de nuestra Constitución Nacional, que es el pacto básico en el cual se establece nuestra sociedad, donde aparecen entre otras cosas los derechos de los ciudadanos y los límites al poder político, a los gobernantes.
Si leemos atentamente nuestra Constitución, vamos a encontrar que los principios básicos con los que Argentina alcanzó a ser uno de los primeros países del mundo, fueron el respeto a la vida, a la libertad y a la propiedad, tres cosas que en los últimos años no están garantizadas por los gobiernos que se han sucedido desde el 2002 a la fecha.
Como podemos ver, ya tenemos visto otro punto que también es premisa básica para saber quiénes son los que respetan estos principios y quiénes no lo han hecho, ni lo hacen.
Aún más, deberíamos ir más lejos y preguntarnos y plantearnos desde un punto de vista ético, por qué, es decir, cuál sería la causa que permite ser candidato a una persona y al partido o agrupación que es enemigo de nuestra Constitución.
Es algo que no se plantea ni se ha planteado en la esfera de la justicia semejante atrocidad. Te pregunto, como puede ser posible que se permita a estas personas ser candidatos, si desde un principio se conoce que son enemigos públicos de nuestra Constitución Nacional. Todos sabemos y sobre todo en nuestra América Latina nos sobran ejemplos de aquellos que son enemigos de nuestra Constitución que cuenta con los tres principios básicos del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, una vez que ganaron gracias a una Constitución que les permitió llegar a ser gobierno, reforman la constitución con el objeto de quedarse de por vida en el poder, no respetan la libertad, ya que persiguen y ponen presos a los que piensan diferente, y tampoco respetan la propiedad, ya que confiscan propiedades a montones y sobre todo a quienes odian.
Así tenemos otro elemento más para saber por qué no solo No hay que votar, no hay que elegir, a esas personas o agrupaciones, como tampoco no habría que permitirles ser candidatos a nada.
Para mucha gente que pertenece a la política o no, la elección no es un hecho naturalmente democrático, sino, totalmente especulativo, y piensan desde sus adentro que los votos no le pertenecen a los ciudadanos, sino que les pertenecen a los que ellos quieren, y si votaste a otro sos un traidor, porque al votar a Juan, salió favorecido Pedro y cosas por el estilo. Este tipo de personas piensan que los votos tienen dueños, son ideas propias de dictadores y de tiranos.
No se les pasa por su mente que una elección alude al acto y la consecuencia de “elegir”, de “seleccionar” algo o a alguien y que cada decisión de nuestras vidas, significa una elección. Como por ejemplo, si quieres vivir en un lugar de clima frío o caliente, si deseas casarte o permanecer soltero, si quieres ser empleado o trabajar de manera independiente, etc, etc.
En cada elección hacemos una valoración que atribuimos a alguien o a alguna cosa, y nos estamos olvidando de un dato importante, tal vez el más importante, y es que cada uno lo hace con total libertad; es decir, con discernimiento, intención y voluntad, ya sea que se decida elegir a alguien o algo; pero si en la oferta no existe nada de su gusto, tiene la libertad de abstenerse de hacerlo positivamente y puede no elegir a nadie, hablando de elecciones políticas, existe el derecho-obligación de presentarse a votar; pero tiene la libertad de hacerlo en “blanco”.
La elección constituye un acto de plena libertad. Nadie te está apuntando con un arma para que elijas o no de determinada manera y el voto es tuyo y de nadie más, y hoy se lo das a uno, y mañana a otro. Así de sencillo es. Quien piensa o hace otra cosa por temor o cambia su voto por un favor o una promesa, no se le puede llamar ciudadano.