La casa de estilo arquitectónico Tudor, fue construida en 1908 por la familia rosarina Antoniazzi para ser utilizada como residencia.
En 1964, Julio Ray, Intendente en aquel momento, y en representación del Pueblo de Unquillo, adquiere el inmueble para instalación de oficinas administrativas.
En 1997, durante la intendencia de Jorge Fabrissin, se adquiere el ex Hotel Sierras como sede municipal y allí se traslada la mayoría de las áreas. La Dirección de Cultura y Educación queda instalada oficialmente en la Casa de San Martín 1712.
El 28 de junio de 1998 el edificio ubicado en San Martín y Corrientes comienza a funcionar como sede Cultural municipal.
Desde hace 2 décadas, es uno de los polos culturales más importantes de la ciudad. Lugar de encuentro de Artistas, Productores Culturales, Talleristas y Expositores: cursos, oficios, danzas, lenguas, música, muestras de arte, conciertos, funciones teatrales. Cabe mencionar además, la permanencia del Coro Polifónico Municipal, desde 1967.
En la planta principal funcionan 9 salas, que incluyen oficinas, salón, cocina y baños. Hay 3 salas más abajo, y arriba un altillo con mirador. En el jardín de la Casa, sobre calle San Martín, se encuentra el Algarrobo abuelo, de más de 300 años, en cuya base todos los años se realiza el homenaje a la Pachamama con descendientes de Pueblos Originarios e instituciones educativas de la ciudad.
La Casa de la Cultura, término acuñado con afecto, se abrió a emprendimientos artesanales y artísticos, pretendiendo cultivar nuestras tradiciones y cobijarlas, pero también incentivando el desarrollo de novedosas propuestas.
Con el transcurso de los años, la historia reúne una nutrida actividad social forjando fuerte lazos con la comunidad.
«Al cumplir 20 años, rendimos homenaje a la permanencia de este espacio, pero también a cada uno de los vecinos que hicieron propio este lugar, a las autoridades, a las instituciones amigas, a nuestros jóvenes, niñas y niños. Porque construir no es solo fundar o edificar sino además sostener».
El Estado local considera que lo concerniente a nuestra cultura es una premisa fundamental para crecer como ciudadanos. Por eso, y sin dejar de lado múltiples necesidades de la comunidad, esta gestión pone especial énfasis en el cuidado y defensa de los espacios públicos como lugares de encuentro comunitario.